La generala

La música varía imperceptiblemente y también lo hacen ellos, sus movimientos amplificados por la prolongación de sus cabezas. La música planteará siempre más preguntas que respuestas; es instrumental pero ya no es lo que llamaríamos clásica; es inquietante y no resuelve, permanece en el terreno de la duda.


La atmósfera se ha desacralizado y enrarecido nuevamente en la última obra coreografiada y dirigida por Damián Malvacio, estrenada el jueves en el Rojas. Los cuerpos están cambiados. Ganan dominio por momentos, pero la tierra bajo sus pies se mueve, unas fuerzas invisibles los operan cual marionetas.  Ya no son los cuerpos sólidos, por momentos impasibles, de Stabat Mater, que inquietaban por su seguridad. Estos se acercan más en su oscilación a las figuras de Auxiliar, perdidas en general y encontradas ocasionalmente, en la reunión con el otro.

El espacio físico es la Sala Cancha, en el quinto piso del centro cultural, un lugar que propone una espectación muy diferente de los anchos escenarios a la italiana. La obra transcurre a lo largo y la profundidad de campo hace convivir en simultáneo instancias diferentes, intensidades de movimiento dispares. En su encuentro, los cuerpos enrojecen y transforman el blanco y negro inicial en un rojo y negro inesperado. Se estiran hasta el cielo y se pierden en un solo punto: este vestuario peculiar llega a conferirles un carácter plástico que rarifica la silueta humana. Por momentos son flechas pero mayormente son seres atormentados en esa doble relación de llegada al cielo y de sumisión a él.

El color vuelve a ingresar con ellas, que también parecen traer sensualidad hasta que la repetición desdibuja su sentido. Livianas, silenciosas, vienen a contrastar con las carnes musculosas que impactaban entre sí y con el entorno. Ellas flotan un poco, se atreven a otras formas y reintegran la figura humana a sus compañeros, no sin resistencias. Contraponen la suavidad a la urgencia, la ligereza a la fuerza.

Todos ellos son marionetas o máquinas perfectas la mayor parte del tiempo. En algunos resquicios, muestran su mezquindad y se redescubren humanos. Intentan, acaso, sobrevivir en un mundo de incertidumbres; y no sobrevivir solos, pero el encuentro con el otro plantea preguntas y miedos. El lazo se estrecha y cede, desde la coincidencia perfecta hasta el perfecto rechazo. Una dinámica de la concepción que da a luz a un escenario cautivador.

LA GENERALA 
Centro Cultural Rojas
Jueves de octubre y noviembre a las 22:30 hs.
Entrada: $40

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