Un día es un montón de cosas



Que no te guste un día de tu vida, vaya y pase. Pero, ¿y si no te gusta ninguno, ni un poquito, nada de nada? La tele cobra vida entre una y otra escena, señalando el paso del tiempo, el cambio de una instancia a otra del día, como lo haría en la casa de una persona cuya existencia se fue vaciando hasta reducirse a la ducha,  las compras, la cena. Ana de pronto se da cuenta que esa es su vida y entiende que algo debe cambiar.

Las cosas cambian, sí, y el principal derrotado en este enfrentamiento múltiple es el impulso racional, ese que necesita entender antes de actuar. ¿Quiénes se enfrentan? En principio, dos familias, la de Elías y Natán, padre e hijo recientemente abandonados por la "mujer de la casa", con la de Ana, madre de Lea y esposa de Adrián. Adrián es psicoanalista y es el puente que los comunica a todos: su esposa y su hija con Natán, su paciente y Elías, el padre que se convierte rápidamente en su pesadilla.

Abandonado por Maica, su esposa, Elías queda en compañía de su hijo adolescente y de una nota que ella dejó a su partida. El texto debería explicar algo, siente él, dar una pista para encontrarla o, al menos, una razón para su huída inesperada. Pero, acaso más desgarradora que su ausencia, es la evidencia de que esta nota carece de sentido: hace referencia a algo que no parece estar relacionado de modo alguno con la decisión de Maica o, lo que es lo mismo, que podría estar relacionado de mil maneras.

Los días de Ana cambian cuando conoce a esta familia desmembrada que, sin embargo, mantiene unidos a los integrantes que le quedan. Movida por las diferencias entre la vida de ellos y la propia, pone bajo la lupa su existencia cotidiana y desencadena la transformación. Mientras los padres siguen preguntándose por el sentido detrás de las acciones de sus esposas, será Lea, la adolescente punk que con el sonido de su batería espesa la atmósfera de su casa, quien aportará la pizca de anarquismo simbólico que faltaba: "la gente a veces se va porque sí".

Ácida y cómica en partes iguales, Un día es un montón de cosas pone en diálogo personajes coloridos que construyen entre sí vínculos eficientes; interpretados por cinco actores que lucen lo mejor de sí en escena, logran constituir un universo amplio en un pequeño living-comedor.

UN DÍA ES UN MONTÓN DE COSAS

Dramaturgia y Dirección: Jimena Aguilar
Actuación: Mora Arenillas, Enzo Pedroni, Alejandro Pérez, Marinha Villalobos, Christian G. Garcí

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